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SANTIAGO, 7 nov (El Mercurio) — La futura Estación Espacial China es una de las iniciativas más ambiciosas para poner en órbita una plataforma, luego del inminente fin de la vida útil de la Estación Espacial Internacional (EEI) que opera desde 1998.

Las autoridades chinas eligieron la Feria Aeronáutica y Aeroespacial de Zhuhai para mostrar más detalles del proyecto. Así, ayer presentaron la réplica más exacta que se ha visto hasta hoy de su módulo central, el primero que será puesto en órbita.

Sin embargo, hay pocos datos técnicos del funcionamiento de la estación Tiangong, en chino, Palacio Celeste.

“El gobierno chino no entrega detalles sobre su programa espacial, es poco lo que se sabe sobre su misión”, dice el ingeniero Mauricio Henríquez, responsable del laboratorio de Estudios Espaciales de la U. Austral.

Lo que se sabe es que será más pequeña que la EEI y que tendrá tres módulos: uno principal de 18 metros de largo que será el ambiente habitable y el lugar de trabajo, más dos módulos anexables donde se realizarán experimentos, sobre todo relacionados con biología y microgravedad.

“China utilizará su estación de la misma manera que sus socios de la EEI usan actualmente la suya: investigación, puesta a punto de tecnologías y preparación de las tripulaciones chinas para los vuelos de larga duración”, explicó a la agencia AFP Chen Lan, analista de GoTaikonauts.com, sitio especializado en el programa espacial chino.

Su montaje debería comenzar en 2022 y se espera que su vida útil sea de 10 años. En una primera instancia serán tres los taikonautas (astronautas chinos) que podrán habitarla.

La estación china cobrará más importancia en los próximos años cuando sea la única orbitando la Tierra. “La EEI extendió su vida útil hasta 2024, podría seguir extendiéndose, pero no hay planes conocidos en la NASA para su reemplazo como una estación espacial de órbita baja como lo es ahora”, dice Henríquez.

De ahí que sea importante que China abra su proyecto para colaborar con otras naciones. El primer paso lo dio en mayo de este año cuando, en conjunto con la Oficina de Asuntos Espaciales de la ONU, abrió el espacio para recibir propuestas de todos los países para realizar experimentos científicos.

“Con el tiempo estoy seguro de que China tendrá éxito desarrollando colaboraciones”, dijo Bill Ostrove, especialista en cuestiones espaciales en la consultoría estadounidense Forecast International.

“Muchos países y cada vez más empresas y universidades tienen programas espaciales, pero no tienen dinero para construir estaciones espaciales. La posibilidad (gracias a China) de enviar cargas útiles a una plataforma de vuelo habitada y de llevar a cabo allí experimentos es algo muy valioso”, añadió.

Sin embargo, hay planes para que otras estaciones estén operativas en el mediano y corto plazo. Una posibilidad es darle mayor vida útil a la EEI. “Puede pasar a manos de un conglomerado, también existe la idea rusa de reciclarla para armar otras estaciones”, dice Henríquez.

Además, hay esfuerzos de privados, como el del empresario hotelero estadounidense Robert Bigelow, que ya probó módulos habitables en el espacio, pero que aun no tiene fecha de concreción. “Su concepto es bastante interesante con módulos inflables y material autosellante. Hay que entender que en el espacio no se necesita una estructura rígida, ya que no hay lluvia ni viento, y solo hay que protegerse de la radiación y de partículas que viajan a gran velocidad”, dice el ingeniero aeroespacial Klaus von Storch.

En ese sentido, cree que estas estaciones espaciales de privados serán una buena alternativa para países y empresas que pagarán un costo razonable, “solo por el tiempo en que se usen las instalaciones para sus experimentos o los días en que estén sus astronautas en el espacio”.