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SANTIAGO, 13 mar (El Mercurio) — El Presidente Xi Jinping (65) es conocido por romper las reglas de la política china y acumular más poder que cualquier líder desde Mao. Su último intento por cambiar las cosas puede ser uno de sus movimientos más audaces hasta ahora: está dejando que se le vean las canas.

Su decisión es todo un desafío a la tradición del Partido Comunista, donde por décadas los líderes chinos han lucido sus cabellos negros, los que junto a la hoz y el martillo son casi parte del uniforme comunista. Además se teñían para ocultar las condiciones de salud y promover una imagen más juvenil.

Xi, al parecer poco vanidoso, se presenta a sí mismo como un líder afable y que le gusta relacionarse con el pueblo como parte de sus esfuerzos por suavizar sus políticas de línea dura.

A menudo, por ejemplo, se le ve vistiendo un cortavientos azul marino, un símbolo de humildad, mientras lidera una campaña contra la corrupción.

Ahora su cabello cano refuerza su deseo de ser visto como una figura paterna y estar a la altura del apodo de “Tío Xi”, por el que se le conoce popularmente, dicen los expertos.

Su nuevo aspecto fue un éxito entre los delegados a la reunión anual del Parlamento y público en general.

“No tiene miedo de ser él mismo”, dijo Gu Yan (47), empleado de una empresa de tecnología.

Si bien las canas pueden verse como indeseables en otras partes del mundo (el Presidente Trump declaró con orgullo el sábado: “No tengo el pelo blanco”), en China algunos lo ven como un signo de sabiduría.

Jiang Zhirong, el copropietario de una peluquería en Beijing, dijo que Xi no podía equivocarse.

“Ya sea que se tiña el pelo o no”, dijo, “el Presidente tiene un gran estilo”.