BEIJING, 22 mar (El Mercurio/WSJ) — El gran gasto de China durante la crisis financiera global ayudó a sacar a la economía mundial de la recesión. Esta vez, el estímulo de Beijing podría no tener la misma fuerza.
El liderazgo del gigante de Asia está adoptando lo que algunos operadores llaman un “enfoque de cóctel” para detener su desaceleración económica. Sus soluciones incluyen una mezcla de un mayor gasto deficitario, recortes tributarios y un crédito más fácil.
En un discurso nacional a principios de marzo el Premier Li Keqiang anunció que el gobierno reducirá los impuestos y tasas a las empresas por un total de 2 billones de yuanes (US$298 mil millones) o el 2% de la economía. Eso incluye reducciones en los impuestos al valor agregado -lo que toca a los productos a medida que pasan de materia prima a bienes terminados para la venta- y contribuciones corporativas obligatorias a las pensiones.
El nivel de la reducción encendió las expectativas del mercado. Li también anunció iniciativas de gasto importantes. entre ellas una inversión de 800 mil millones de yuanes en la construcción ferroviaria y 1,8 billones de yuanes para la construcción de caminos y transporte marítimo.
El recorte tributario y las medidas de gasto suman 4,6 billones de yuanes para la economía lo que excede el paquete pro-crecimiento de 4 billones de yuanes que Beijing desplegó a fines de 2008. No obstante, la economía de China se ha vuelto más grande desde entonces, lo que significa que una cantidad similar de estímulo no llega tan lejos como solía hacerlo. El paquete de 4 billones de yuanes representaba el 13% del PIB de China en 2008 -y eso no cuenta una enorme racha de préstamos que acompañó el gasto- y menos del 5% ahora.
“Si el estímulo de China todavía tienen un gran impacto, o qué gran impacto tendrá para el resto del mundo, depende principalmente de lo grande que sea el estímulo”, señala Wang Tao, economista jefe de China en UBS Group. Hablando en términos relativos, el estímulo en ese entonces fue mucho más grande, precisó.
Otra métrica de estímulo, es la expansión del llamado déficit fiscal aumentado de China, el que toma en cuenta el propio gasto de gobierno y el gasto financiado por las compañías financieras bajo el control del gobierno. De acuerdo a esa medida el estudio de UBS muestra que el estímulo de China esta vez es mucho más pequeño que el que se lanzó durante la crisis financiera. Se espera que ese gasto deficitario aumente tanto como 1,8 puntos de porcentaje en 2019 en relación con el año anterior en comparación con un salto de 9,6 puntos porcentuales de 2008 a 2009.
Detrás del impulso de crecimiento más modesto se tienen entendido en Beijing que el modelo tradicional de crecimiento impulsado por la deuda ha llegado a su límite. El Premier Li y otros altos líderes, repetidas veces, han prometido abandonar lo que se conocía como “estímulo de riego por inundación” en el pasado.
De acuerdo con un análisis de Wang y su equipo, el crecimiento del crédito en general -lo que incluye créditos bancarios, emisión de bonos corporativos, emisiones de bonos de gobierno local y otra deuda- se acelerará de 9,5% aproximadamente a fines de 2018 a 11,5% a fines de este año. En comparación el crédito de China subió 36% en 2009, después de un incremento de 18% un año antes.