SANTIAGO, 22 abr (El Mercurio) — El director de Estudios y socio de LarrainVial, Leonardo Suárez, ajustó a la baja sus proyecciones de crecimiento para la economía chilena en 2019, desde un 3% que pronosticaba en marzo, a un 2,5%. Se sitúa así en el piso de la revisión de estimaciones de mercado, luego que el jueves pasado Consensus Forecasts redujera sus expectativas desde 3,4% a 3,2%.
El economista destaca la incidencia del tipo de cambio en las expectativas y su efecto rezagado en la actividad; repara en la desaceleración del consumo y la inversión no minera y pone acento en la estrechez de oferta de cobre en el mercado mundial, lo que aún no ha sido totalmente capturado en el alza de precios del metal.
-¿Cuáles son las perspectivas para el cobre dada la desaceleración de la economía global?
“La desaceleración de la economía global puede impactar el consumo de cobre, sobre todo en los países desarrollados, pero las últimas cifras de China, con una producción industrial que crece 8,6% en marzo y el repunte del crédito, muestran que esa economía va de menos a más. Mi estimación es que la demanda global de cobre crecerá este año en 1,4% y un 1,2% en 2020, por debajo de las estimaciones de mercado que anticipan un aumento de 2% para este año y el próximo”.
“El martes, BHP Billiton anunció una caída anualizada en el primer trimestre, de 12% en la producción de cobre de sus minas en Chile (Escondida, Cerro Colorado y Spence), lo cual se da en medio de una contracción global de la oferta de cobre, porque este año no hay ningún nuevo proyecto que entre en operación y, además, la producción existente está cayendo por la reducción de las leyes mineras. La caída de Escondida es de 16% en doce meses, debido a una caída de leyes del mineral, desde 0,96% en el primer trimestre de 2018 a un 0,82% en los primeros tres meses de este año. Otras minas en Chile también tendrían un ajuste en la producción, particularmente Codelco a causa de una perturbadora transición en Chuquicamata, desde una mina de rajo abierto a una subterránea; otras minas de Codelco -como El Teniente y Andina- también están bajando su producción a causa del envejecimiento de los yacimientos. Freeport reduciría a la mitad su producción en la minera Grasberg de Indonesia, la segunda más grande después de Escondida, por problemas de ingeniería, y las mineras de Perú también tendrían ajustes en su producción”.
-¿Cómo impacta el precio del cobre la contracción de la oferta vs. el alza del dólar global?
“El precio del cobre depende de dos variables. Una es el balance entre oferta y demanda, y este año vamos a tener un déficit global de 400.000 toneladas, algo que no está descontando el mercado, un déficit que va a persistir el próximo año. La contracción de la oferta global de cobre impulsaría el déficit global del metal rojo y sería liderada por Chile (que produce el 29% de la oferta global de cobre de mina), cuya producción caería 4% este año. El otro factor importante es el dólar en el mundo. Un dólar fuerte está asociado a un precio del cobre más débil, porque cuando hay debilidad de la economía mundial, hay menos demanda por commodities y todo el mundo se va a refugiar en el dólar, y viceversa. El cobre es una moneda emergente más”.
“El dólar global se mantiene fuerte, pese a lo cual el precio del cobre ha subido desde US$ 2,63 a US$ 2,97 la libra en lo que va transcurrido del año, y eso obedece a los factores de oferta y demanda. El precio habría subido más de US$ 0,30 si no fuera porque la paridad dólar/euro está en menos 1,13. En el contexto actual, el precio promedio del cobre será este año de US$ 3,15 la libra, pero hacia fin de año, cuando el mercado comience a constatar el déficit, podríamos ver precios spot en el mercado de US$ 3,80 la libra”.
-¿Dónde están los riesgos?
“El principal riesgo es que se materialice una recesión en 2020, sea por China o por Estados Unidos, y que eso frene la demanda global de cobre. No es mi escenario base, porque las últimas cifras de China están en línea con mi escenario de un aumento en la demanda de cobre de esa economía. China consume la mitad de la demanda de cobre y menos del 8% del consumo global lo demanda la economía de EE.UU.”.
“Muchos analistas se ven escépticos respecto a la evolución de la economía china y mantienen un diagnóstico de que está en un proceso estructural de desequilibrio financiero. Mi visión es muy diferente. China tenía un ajuste cíclico que se reflejaba en el ajuste de las importaciones, en la caída del gasto en infraestructura y en las ventas de autos, inducido por políticas crediticias restrictivas, y eso tocó piso en el primer trimestre gracias a las recientes políticas expansivas de Beijing. El crédito comenzó a repuntar, mejoran las expectativas y crece la producción industrial y el gasto en infraestructura”.
-¿Prevé un debilitamiento del dólar global y qué beneficios reportaría a la economía chilena?
“El dólar se va a debilitar porque la economía de EE.UU. se va a desacelerar. Adicionalmente, al ver que China se está reactivando, los inversionistas van a exponerse más buscando oportunidades de inversión en mercados emergentes. Con una depreciación del dólar global, las monedas emergentes y el cobre se apreciarían más que el euro, el yen y otras monedas de países desarrollados. A Chile le conviene que el dólar se debilite, pero su efecto actúa con rezago”.
“En 2016-17 la depreciación del dólar global y la apreciación del peso favoreció el desempeño de la economía chilena en 2018. A su vez, la apreciación del dólar el año pasado, con caída en el precio del cobre, guerra comercial y ajuste en China, se reflejó en una depreciación del peso, desde $590 a $700, por eso la economía chilena se está ajustando en este primer semestre. La depreciación del peso es contractiva para la demanda interna y opera con rezago”.
-¿Dónde ve las debilidades?
“El consumo y la inversión no minera van hacia abajo, desacelerándose en forma significativa. Las importaciones de bienes de capital mostraron una caída en marzo, reflejo de la depreciación del peso el año pasado y de un empeoramiento de las expectativas para el sector no minero. Este primer semestre será tan malo que tal vez Chile no crezca más allá de un 2,5% en 2019. El PIB minero caerá un 4% justamente por la menor producción de Chile. El PIB no minero crecería en torno al 3% o algo más”.
-¿En qué basa la corrección en su proyección a 2,5% para el PIB este año?
“Por el lado de la oferta, la contracción en la minería del cobre sería responsable del ajuste, pero otro punto más importante es el ajuste en la demanda interna, consumo e inversión. Esto se aprecia en el ajuste de las importaciones e Imacec no minero en el primer trimestre. Algunos indicadores líderes, como las ventas de autos, cayeron 9,5% en marzo y la cantidad de dinero M1 está ajustándose y creciendo solo 5,6% real en 12 meses. La tendencia del dinero como indicador líder anticipa, con 6 o 9 meses de adelanto, lo que pasará en la economía en el futuro”.
“La inversión no minera no está creciendo significativamente, estamos hablando del ámbito habitacional, construcción no habitacional no relacionado con minería, como autopistas. Lo que se ve es que la inversión en minería seguiría creciendo fuerte, pero una parte de ella está orientada a mitigar la caída de la producción de cobre en Codelco Norte, en este año y el próximo. Por otro lado, los salarios y el empleo no están creciendo mucho y eso contribuye a ajustar la demanda interna”.
-¿Anticipa la apreciación del peso este año una recuperación a futuro?
“El dólar ha caído desde $700 en diciembre a $662 en abril. La apreciación del peso estimularía con rezago a la economía chilena a partir del cuarto trimestre y sobre todo en 2020, donde la economía podría crecer hasta en 4%”.
“Por ahora, la bolsa no repunta del todo porque hay mucha gente que no cree en la recuperación de China y porque está viendo que las utilidades que se van a publicar en el primer semestre serán relativamente malas. Pero Chile va de menos a más, tanto en utilidades de las compañías como en la bolsa y en el peso. Vamos a ver el peso en $600 hacia fines de año, o a más tardar en marzo de 2020, gracias al alza del precio del cobre y a la depreciación global del dólar. Ello mejoraría la confianza”.