Ver a China como monolítica resulta muy problemático. Aunque los dirigentes chinos perciban la política de identidad en términos de una China singular y correcta, existen amplias franjas de opinión entre los intelectuales públicos que sostienen una visión más matizada e internacionalista del papel de China en el mundo. En lugar de dividir las élites chinas en campos ideológicos opuestos, deberíamos valorar cuántos se sienten atraídos por las dos visiones del futuro, la nacionalista/estatista y la mundial/reformista.
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