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GINEBRA, 28 oct (Agencias) — La inversión extranjera directa en el mundo cayó un 49% en el primer semestre de 2020 (hasta los 399.000 millones de dólares) debido a la crisis generada por la pandemia de COVID-19.

Lo revela un nuevo informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), que también reporta que esos flujos de inversión -fusiones y adquisiciones transfronterizas, financiación de proyectos internacionales e inversiones corporativas en proyectos extranjeros- se mantuvieron estables en China.

El director de Inversiones de la UNCTAD, James Zhan, ha afirmado ayer en Ginebra que esta caída ha sido más aguda de lo esperado debido a los confinamientos en los países, que ralentizaron los proyectos de inversión existentes.

Zhan explicó que todas las regiones sufrieron la desaceleración, aunque han sido las economías desarrolladas las más afectadas, con flujos de 98.000 millones de dólares en los primeros seis meses, una reducción del 75% con respecto a 2019.

La excepción a este tendencia a la baja fue China, que registró flujos relativamente estables con 76.000 millones en la primera mitad del año. Mientras, Hong Kong se recuperó como destino de esa inversión después de un débil 2019.

La explicación a este comportamiento por parte de los inversionistas, que han mantenido en un nivel alto los flujos de inversión hacia China es, según Zhan, que el país comunista del partido único fue uno de los pocos países en controlar la pandemia y reanudar su producción nacional.

La mayor parte de la inversión extranjera directa que entró a China se destinó a industrias de alta tecnología. El valor de las transacciones de fusiones y adquisiciones en el país creció un 84%, principalmente en las industrias de servicios de información y comercio electrónico. Además, varias multinacionales expandieron sus inversiones.

El viernes se publicó que China ha recuperado la producción de bienes y servicios de finales de 2019. Los datos oficiales reflejan que el PIB de la economía china creció en términos trimestrales un 2,7% de julio a septiembre. Si a esto se le suma el rebote de 12,2% en el segundo trimestre, implica que el PIB chino ya se encuentra un 3% por encima de los niveles de finales de 2019. Esta recuperación se ha extendido desde la oferta a la demanda, principalmente a través de una reactivación del consumo privado: las ventas minoristas retomaron el crecimiento positivo, después de que colapsaran un 11% durante el pico de la crisis sanitaria a inicios de año. Un factor clave ha sido la mejora del mercado laboral, reflejada en un descenso en la tasa de paro urbana, hasta el 5,4% en septiembre (inferior al techo del 6% fijado por el gobierno para este año).

Mientras, el panorama mundial continúa siendo muy incierto, con interrogantes sobre la duración de la pandemia y la eficacia de la respuesta política, por lo que las estimaciones de la UNCTAD para este año apuntan a un descenso del 30% al 40% en la inversión extranjera directa.

Se espera que el declive en las economías en desarrollo se estabilice debido a una recuperación inminente en el este de Asia, aunque podría continuar a nivel global, con una nueva reducción de entre 5% y 10% en 2021.

El valor actual de esos flujos invertidos en proyectos en todo el mundo equivale al 42% del PIB mundial anual.