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SANTIAGO, 11 mar (El Mercurio) — Después de aprender de Marco Bontá, Laureano Guevara y David Alfaro Siqueiros -de quien fue ayudante en el mural “Muerte al invasor” (1942, Chillán)- José Venturelli (1924-1988) dejó Chile en 1943. Iba a estudiar en Brasil, pero ese viaje terminó en uno más extenso; durante 13 años transitó por América, Europa y Asia, dejando huellas profundas en varios países.

Uno de ellos, y quizás uno de los más relevantes en su biografía, es China. Tras regresar un tiempo a Chile, allí murió en 1988, y entre una lista de hitos, elaboró un mural para la sede del Movimiento por la Paz en ayuda a Corea, conoció a Mao Tse Tung y cofundó el Instituto Chileno Chino de Cultura. Pero allí, sobre todo, influyó a generaciones de artistas con su profunda convicción humanista y su obra centrada en el ser humano, la naturaleza y el imaginario popular latinoamericano.

Una buena parte de este legado se expondrá, a partir del 23 de marzo, en el GAM, centro cultural que además exhibe permanentemente su mural “Chile” (1972). La muestra, que también se podrá recorrer en línea, fue organizada por la Fundación Venturelli y la Embajada de la República Popular China, por los 50 años de relaciones diplomáticas entre el país oriental y Chile.

Reunirá más de 60 dibujos, grabados y pinturas producidas entre 1940 y 1980, lo que va a permitir apreciar, entre otros aspectos, cómo y cuánto cambió el arte de Venturelli -influido por el muralismo mexicano y el grabado expresionista- tras su vida en China. También se exhibirán fotos y dosumentos.