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GINEBRA, 28 may (Agencias) — Australia dio un paso al frente este viernes en la Organización Mundial de Comercio (OMC), en el caso de los aranceles chinos a las importaciones de cebada australiana en una señal de que la tensión entre los dos países está lejos de calmarse.

El ministro de Comercio australiano, Dan Tehan, explicó que se solicitará a la OMC que abra un panel de resolución de controversias para estudiar esta situación comercial, un paso más en el proceso de declarar ilegales estas tasas arancelarias.

Australia decidió en diciembre llevar el caso de la cebada ante la OMC para que “un árbitro independiente” investigara estos aranceles.

Tehan recalcó este viernes que la decisión de Beijing de tasar las importaciones de este cereal con aranceles del 80% había “paralizado en la práctica las ventas de cebada de Australia a China”.

Las ventas de cebada australiana a China representaban unos 1.000 millones de dólares al año. El cereal se usa fundamentalmente para producir cerveza.

Las autoridades chinas argumentan que los productores australianos se benefician de subsidios importantes del gobierno y pueden vender el cereal a un precio muy competitivo, lo cual afecta a los agricultores locales.

Tehan dijo que “Australia sigue abierta a negociar con China para encontrar una solución”, pero China ha suspendido este tipo de diálogo económico con Australia.

Este es solo un punto más en la lista de importantes desacuerdos comerciales entre los dos países.

China tomó en los últimos meses medidas económicas de represalia contra más de una decena de productos australianos, como cebada, carne de vacuno y vino. Por ahora, en esta lista no se incluyó el mineral de hierro, cuyas exportaciones son vitales para la economía australiana.

Las relaciones bilaterales comenzaron a deteriorarse en 2018, cuando Australia excluyó al gigante chino de las telecomunicaciones Huawei de la construcción de su red 5G argumentando que significaba un riesgo para la seguridad nacional.

La situación empeoró el año pasado luego de que el primer ministro australiano, Scott Morrison, se sumase a Washington para exigir una investigación internacional sobre los orígenes de la epidemia de covid-19, cuyos primeros casos se detectaron a finales de 2019 en China.