Lo más relevante para comprender a China ahora es tener claro los objetivos de las autoridades, que son los siguientes: 1.- la prosperidad común, 2.- la promoción de la natalidad, 3.- la regulación del capital allí donde puede causar problemas y 4.- la neutralidad de carbono. Cualquier inversión en China debe estar alineada con esos cuatro objetivos y las que no lo estén, deben evitarse a toda costa. Sin embargo, en las que sí lo están, las oportunidades pueden ser magníficas para un inversor paciente que sea capaz de aguantar la volatilidad que, sin duda, seguirá presente.
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