MADRID, 26 ene (Monitor de Oriente) — China ha sustituido a Estados Unidos como principal fuente de importaciones por parte de Israel, lo que ha provocado una mayor preocupación por la profundización de los vínculos entre este Estado y Beijing.
Los datos publicados recientemente por la Oficina Nacional de Estadística de Israel muestran que las importaciones de China aumentaron un 40% el año pasado y alcanzaron los 10.700 millones de dólares. Los mismos datos muestran que las importaciones de Israel procedentes de EEUU, hasta ahora su mayor fuente de importación, ascendieron a 8.200 millones de dólares, lo que supone un ligero aumento respecto a 2020.
Los nuevos datos llegan en un momento en el que Israel se ve presionado para ser claro sobre sus prioridades en política exterior y para mantener informada a la administración estadounidense sobre sus acuerdos comerciales con Beijing. Aunque EEUU no ha hecho demandas explícitas, se ha informado de que el presidente Joe Biden está preocupado por la profundización de los lazos entre China e Israel.
Ante la acusación contra Beijing de llevar a cabo una supuesta campaña de genocidio contra su población musulmana uigur, los gobiernos occidentales han adoptado una estrategia de contención y han tomado medidas para contrarrestar su creciente influencia. Las sanciones impuestas a funcionarios de Beijing forman parte de ese esfuerzo, así como el Pacto de Seguridad AUKUS con el Reino Unido y Australia.
Sin embargo, Israel ha seguido estrechando sus lazos con Beijing. En 2021, retiró su firma de una declaración de la ONU en la que se condenaban las violaciones de los derechos humanos cometidas por China contra los musulmanes uigures de la provincia de Xinjiang.
Cuarenta y tres países firmaron esa declaración, entre ellos Turquía, Japón, Canadá, Alemania, Estados Unidos y Gran Bretaña, los cuales expresaron su preocupación por los “informes creíbles” sobre la existencia de “campos de reeducación” en Xinjiang.