GINEBRA, 27 ene (France24) — Un árbitro de la Organización Mundial de Comercio (OMC) dictaminó que China podría imponer aranceles a productos estadounidenses por un valor de hasta 645 millones de dólares en una controversia comercial previa a las medidas tomadas por Estados Unidos bajo la presidencia del entonces mandatario Donald Trump.
China podrá imponer aranceles a productos estadounidenses. Así resolvió la Organización Mundial del Comercio (OMC) una disputa entre Estados Unidos y el gigante asiático que databa de 2012, después de que el país norteamericano gravara las importaciones de paneles solares, tuberías, cilindros de acero, estanterías de cocina, entre otros productos que llegaban a la Unión Americana procedentes de su territorio.
En mayo de 2012, Estados Unidos, bajo la administración de Barck Obama, anunció la imposición de aranceles a cerca de 22 productos chinos bajo el argumento de que China estaba inundando el mercado con productos subsidiados por el Gobierno.
En aquel informe, de acuerdo con el medio británico ‘The Guardian’, Estados Unidos afirmó que China había vendido paneles solares a un precio menor a su costo de fabricación, por lo que resolvieron imponer aranceles de 31 % a unos 60 exportadores chinos de paneles solares que fueron investigados por las autoridades estadounidenses.
El fallo emitido por la OMC supera la pretensión de China, que había solicitado una indemnización por el orden de los 2.400 millones de dólares al año. Por su parte, Estados Unidos señaló que una compensación justa no habría superado los 106 millones de dólares anuales
La decisión le permite a China iniciar medidas para equilibrar lo que, de acuerdo con la OMC, “eran aranceles estadounidenses injustos” sobre algunos productos chinos entre los que destacan: papel térmico, paneles solares, torres eólicas, fregaderos de acero y varios tipos de tuberías.
“Determinamos que el nivel de los beneficios para China, como resultado de las metodologías incompatibles con las normas de la OMC utilizadas por Estados Unidos en los procedimientos sobre derechos compensatorios referente a productos importados de China es de USD 645.121 millones anuales”, se lee en parte del comunicado.
El anuncio, hecho por la OMC el 26 de enero, sigue a la decisión de julio de 2019 emitida por el Órgano de Solución de Diferencias (OSD), donde ya se afirmó que Estados Unidos había entorpecido a la institución debido a su negativa para nombrar nuevos jueces para el organismo que actúa como una especie de tribunal de apelaciones.
Estados Unidos pide cambios en la OMC tras el fallo
Esta no ha sido la única decisión en medio de la turbulencia comercial entre China y Estados Unidos. La disputa entre ambos países tuvo su clímax durante la administración de Donald Trump, que presionó a China con la imposición de aranceles como parte de su plan para disminuir la brecha comercial entre ambos países.
No obstante, Estados Unidos ha mantenido que China se beneficia de un trato más amigable dentro de la OMC debido a que es considerada como una economía en desarrollo, algo muy criticado por Donald Trump, y ello le otorga una serie de beneficios como la eliminación o reducción de aranceles o períodos más largos para cumplir acuerdos.
Tras la decisión, Adam Hodge, portavoz de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos, señaló que “la decisión subraya la necesidad de reformar las normas de la OMC, que se habían utilizado para proteger los mercados no comerciales de China, cuyas prácticas económicas socavan la competencia justa y orientada al mercado”.
“La decisión es profundamente decepcionante. Refleja interpretaciones erróneas del Órgano de Apelación que dañan la capacidad de los miembros de la OMC para defender a nuestros trabajadores y empresas de los subsidios que distorsionan el comercio de China”, agregó Hodge.
En China, ningún representante gubernamental se ha pronunciado respecto a la decisión que supone un nuevo revés para Estados Unidos frente al organismo. Vale recordar que, en noviembre de 2019, la OMC otorgó a China el derecho para aplicar aranceles de represalia por un valor de 3.580 millones de dólares tras encontrar fallas en la forma en la que Washington determinó si los productos chinos estaban siendo objeto de dumping en el mercado estadounidense.