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MADRID, 4 feb (Mundo Deportivo) — La capital China mostró hoy sus mejores galas al mundo con la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing, un evento que se desarrolló bajo una burbuja de seguridad para acotar las garras de la Covid-19 y salpicado por el boicot diplomático liderado por Estados Unidos. Unos Juegos Olímpicos que se celebran bajo el lema ‘Juntos por un futuro compartido’ y que permitirán a la capital de China entrar por la puerta grande en la historia del olimpismo al convertirse en la primera ciudad en acoger unos Juegos Olímpicos de Invierno y unos de Verano, lo que ya hizo en el 2008.

El Comité Organizador de Beijing –ciudad que acoge la tercera cita olímpica seguida en Asia, después de Pyeong Chang 2018 (Corea del Sur) y los Tokio 2020– se ha afanado por ensalzar los logros de unos Juegos Olímpicos que tienen un programa de 109 competiciones de medalla, englobadas en 15 disciplinas de siete deportes, con el debut de siete pruebas nuevas, y con una mayor presencia de pruebas femeninas que masculinas por primera vez en la historia. Unos Juegos que quieren marcar un antes y un después en el equilibrio de género, que defienden la sostenibilidad –ocho de las sedes utilizadas en Beijing 2008 se han transformado para la cita invernal– y que se han presentado como los primeros JJ.OO. ‘verdes’ por la apuesta realizada en energía solar, eólica e hidráulica, un enunciado que ha causado asombro en algunos sectores dada la localización de las instalaciones deportivas y la gran energía que requieren.

Una ceremonia “fantástica”

Como en todo gran evento que se precie, los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing fueron oficialmente inaugurados una vez finalizada la ceremonia de apertura y encendido el pebetero. Una ceremonia de inauguración que se realizó en el Estadio Nacional, también conocido como ‘El Nido de Pájaro’, debido a la red de acero de su exterior y que ya acogió en el 2008 el arranque de los Juegos de Verano de la capital china, convirtiéndose de esta forma en la primera instalación deportiva que liderará esta duplicidad. Hoy, 14 años después, las miradas de todo el mundo estuvieron dirigidas hacia este estadio, que tiene una capacidad de 80.000 personas y que está equipado con un sistema de energía solar y de recogida de agua de lluvia para su riego y limpieza, una apuesta por la sostenibilidad que encaja con el mensaje de Juegos respetuosos con el medio ambiente del comité organizador.

La ceremonia de apertura desarrolló un espectáculo de unos cien minutos de duración, en la que actuaron unos 3.000 artistas.

El director local, tres veces nominado al Oscar, Zhang Yimou, que ya dirigió las ceremonias de apertura y clausura de Beijing 2008 y que también produjo las ceremonias de Atenas 2004 y Pyeong Chang 2018, fue el encargado de dirigir el espectáculo. Zhang, de 71 años, y en esta voluntad de escribir la historia olímpica que persiguen los Juegos de Beijing, se convirtió también en el primer director que supervisó tanto los Juegos de Verano como los de Invierno.

Tras la ceremonia inaugural, continuarán 16 días trepidantes de acción hasta la ceremonia de clausura, el próximo 20 de febrero.