SANTIAGO, 15 sep (Bnamericas) — La relación económica de China con Chile avanzará hacia inversiones más focalizadas a medida que Beijing ingrese a una nueva fase política y económica, según los expertos.
“China quiere fortalecer su posición como líder del mundo en desarrollo. Esto se debe tanto a la necesidad como a la oportunidad”, dijo Ryan Hass, investigador principal de política exterior de Brookings Institution, durante una conferencia en línea organizada por el centro de estudios Diálogo Interamericano.
Se espera que el presidente Xi Jinping obtenga un tercer mandato durante el congreso del Partido Comunista el próximo mes, por lo que estará más abierto sobre sus ambiciones de política exterior para 2023, señaló Hass.
Sin embargo, el crecimiento de China debiera desacelerarse al mismo tiempo, lo que obligará a Beijing a priorizar ciertas inversiones, especialmente en infraestructura.
Chile debería buscar diversificar su relación económica con China, aseveró en el seminario Adrian Hearn, profesor de estudios latinoamericanos en la Universidad de Melbourne.
“La clave de ese enfoque es ir más allá de los acuerdos con los gobiernos nacionales, bajar a un nivel más local”, advirtió. Hearn citó el ejemplo del estado de Victoria, en Australia, que firmó un acuerdo el año pasado para unirse a la iniciativa de la Franja y la Ruta de China, aunque el Gobierno Federal anuló el acuerdo.
Sin embargo, las administraciones locales, especialmente los municipios, tienen espacio para acuerdos, ya que “ahí es donde se desarrolla la realidad vivida de las condiciones sociales y económicas”, señaló Hearn.
Si bien Chile y Australia construyeron sus relaciones con China sobre la minería, Hearn manifestó que Chile tiene un mayor potencial agrícola.
Los segmentos de hidrógeno verde, fibra óptica y ferroviario también podrían beneficiarse de las inversiones chinas focalizadas, puntualizó el excanciller de Chile, Juan Gabriel Valdés.
Valdés afirmó que China ha aumentado su poder blando invirtiendo en becas e institutos Confucio en Chile para equilibrar la influencia estadounidense. Pero Valdés destacó que ni Beijing ni Washington están interesados en una escalada violenta, por lo que la óptica de la guerra fría no sirve para analizar las relaciones entre EE.UU. y China.