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Durante los últimos meses, el Banco Popular de China (BPCh) ha introducido nuevas herramientas de política en respuesta a desafíos sin precedentes en el mercado inmobiliario del país. En enero pasado, la entidad abandonó su política de administrar la demanda de vivienda estableciendo una tasa de interés mínima a nivel nacional sobre las hipotecas, a favor de un enfoque personalizado, ciudad por ciudad, que permite a los gobiernos municipales establecer tasas mínimas en los mercados locales. El objetivo del BPCh es diseñar un aterrizaje suave del mercado inmobiliario, en el contexto de desarrolladores sobreapalancados y compradores poco arriesgados. Aunque estas herramientas han sido moderadamente efectivas, también han causado consecuencias no deseadas.

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