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El hogar de ancianos Ensen Care de Changzhou, ciudad ubicada al oeste de Shanghai, es un proyecto piloto de asociación público-privada (APP) que busca atraer fondos para los gobiernos locales de China. Al participar de esta asociación, Ensen Care pensó que los obstáculos desaparecerían. Sin embargo, en su primer año, la empresa tuvo que presentar numerosos informes para obtener toda clase de aprobaciones, además de pagar impuestos por adelantado. Este tipo de experiencias ha provocado que los inversionistas se resistan a asociarse con el gobierno, a pesar de la existencia de más de 1.000 proyectos de APP en carpeta. Tal como están, las APP son parte de un esfuerzo para apuntalar la posición fiscal de los gobiernos locales, cuyas deudas se han más que duplicado en los últimos cinco años. Técnicamente, las ciudades y provincias de China tienen prohibido pedir prestado, en un momento en que la venta de tierras, una de sus mayores fuentes de ingresos, se han reducido en casi dos quintos este año. Al mismo tiempo, una apremiante demanda de inversión sigue siendo necesaria. Debido a ello, Beijing ha comenzado a hacer las cosas un poco más claras.

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