En los últimos veinte años, China ha construido cientos de nuevas ciudades y distritos, muchos de los cuales tienden a permanecer prácticamente vacíos por una cantidad significativa de tiempo, dando vida a las llamadas ciudades fantasma. Sin embargo, los centros académicos, sobre todo las universidades, se han transformado en una herramienta importante para romper esta inercia. La idea es que la construcción de un área en desarrollo, con una base de población en ciernes, puede ser el comienzo de un ecosistema empresarial local, que luego atraerá aún más negocios y residentes. Nanhui New City, que se encuentra en la costa de Pudong justo fuera de la Zona de Libre Comercio de Yangshan, a 60 kilómetros desde el centro de Shanghai, fue proyectada para convertirse en un “mini-Hong Kong”. Aunque los terrenos para construir se venden ahora a precios récord, durante muchos años las personas fueron renuentes a mudarse allí. La superación de esta circunstancia, vino por el lado de la construcción de ocho campus universitarios, capaz de albergar a más de 100 mil estudiantes. Los efectos de esta migración fueron claros. Sin estos jóvenes, Nanhui New City habría continuado muerta. Gracias a estos resultados, muchas otras ciudades de China han estimulado sus nuevos distritos de una manera similar.
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