El profesor de Asuntos Internacionales y Director del Programa de Política China en la Universidad George Washington, David Shambaugh, explora en su último libro, el futuro de China, argumentando que el destino del país asiático dependerá de las decisiones políticas internas realizadas por el Partido Comunista Chino (PCCh). Según el académico, desde 1989, el PCCh está consciente de que podría seguir el mismo camino que otros regímenes si no se aprenden las lecciones “correctas”, sobre todo de la experiencia soviética. Para Shambaugh, dentro del PCCh, se distinguen dos grupos: el “autoritario suave” y el “autoritario duro”. El primer grupo, cuyo dominio habría llegado hasta 2009, piensa que el exceso de burocratismo y no la apertura, fue la clave del derrumbe soviético. Mientras que el segundo, que ha venido tomando el control durante el último tiempo, piensa que una apertura política administrada desde arriba es prácticamente imposible. Si se mantiene este supuesto, las reformas socioeconómicas continuarán inconclusas. Sobre las relaciones entre Estados Unidos y China, el académico argumenta que nunca han sido fáciles, pero hoy son cada vez más tensas. El gobierno chino debe reconocer las fuentes de descontento americanas. Mientras que Estados Unidos necesita llevar a cabo una reevaluación completa de sus relaciones con China, las que deben basarse más en iniciativas unilaterales que en un proceso bilateral.
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