Cuidadosa y sistemáticamente, China se ha convertido en un importante proveedor de armas de Latinoamérica. Desde una participación en el mercado cercana a cero, a más de 130 millones de dólares en 2014. La incursión de China fue inicialmente en forma de uniformes, suministros médicos, equipos para hospitales o equipos de ingeniería. Esto se combinó con visitas e intercambio académico. El punto de inflexión comenzó con Venezuela bajo el gobierno del entonces presidente Hugo Chávez. Y más tarde con Bolivia, a partir de 2009. La penetración de China se ha debido, en parte, a la presión que ejerce Estados Unidos sobre otros posibles proveedores occidentales. Además, el país norteamericano han sido reacio a transferir tecnología de última generación a América Latina, dejando a los militares con un arsenal anquilosado. En ese sentido, la disposición de China para suministrar equipos modernos a precios competitivos hace que las compras a ese país resulten muy atractivas. China también ha estado dispuesta a vender a estados considerados parias por Estados Unidos y sus aliados, y a ofrecer paquetes de financiamiento como incentivo adicional. La preocupación central en las relaciones de China con la región ha sido el comercio y la inversión. Sin embargo, poco se ha hecho sobre el impacto de las ventas militares con respecto a la construcción de influencia y al establecimiento de sutiles alianzas que podrían surgir inevitablemente.
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