China se prepara para abrir por primera vez una oficina de inmigración. El objetivo es atraer a extranjeros altamente calificados para ayudar al país a convertirse en un centro mundial para la innovación. A pesar de ser una nación con millones de habitantes, la población en edad laboral se ha ido reduciendo desde 2012. Además, mucha mano de obra especializada está abandonando el país en busca de mejores oportunidades. Uno de los factores que podría cambiar esta tendencia, es la posibilidad de introducir una ciudadanía dual, ya que en virtud de la Ley de nacionalidad china, cualquier ciudadano chino que obtiene nacionalidad extranjera pierde automáticamente su nacionalidad de origen. Para los extranjeros, en tanto, la obtención de visados de larga duración o de residencia permanente es difícil, requiere mucho tiempo y es caro. E incluso cuando se cumplen tales requisitos, los extranjeros no gozan de las mismas oportunidades de empleo y de inversión. La naturalización es extremadamente rara en China y el programa de residencia permanente del país ha promediado apenas 248 nuevas “tarjetas verdes” por año desde 2004.
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