Visita nuestro archivo

Después de más de una década de crecimiento explosivo, el comercio entre China y América Latina entra en una nueva fase. No se trata de un cambio radical. A pesar de su crecimiento más lento, China va a seguir demandando grandes cantidades de materias primas. El problema es que en el actual escenario, el reto de diversificar y agregar valor a los envíos latinoamericanos se vuelve más apremiante. Una parte de este problema se relaciona con barreras arancelarias y no arancelarias que justamente afectan la agregación de valor, particularmente de productos agrícolas. No obstante, para poder abordarlo eficazmente, las negociaciones comerciales deben estar, en la medida de lo posible, aisladas de consideraciones políticas. Las fricciones deben ser vistas como controversias que forman parte de la rutina diaria del comercio mundial. Es necesario también más inversión pública y privada en “inteligencia comercial”. Eso sería bastante provechoso entre países con patrones de especialización similar, cuyos exportadores probablemente estén expuestos a los mismos obstáculos.

Para leer el artículo completo haga click aquí