La administración del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, está cometiendo un error de cálculo al enfrentarse a China. Se basa en la creencia equivocada de que los Estados Unidos tienen todas las fuerzas para hacer frente a su presunto adversario y que ninguna respuesta china merece la pena considerarse. Efectivamente, Estados Unidos es uno de los mayores mercados de exportación de China y, por lo tanto, un pilar central de su espectacular trayectoria de desarrollo de 35 años. El cierre de dicho mercado, ciertamente reprimiría el crecimiento económico chino. Pero Estados Unidos también ha dependido fuertemente de China, ya que ahora es su tercer mercado de exportación más grande y el de más rápido crecimiento. Esta dependencia de dos vías tiene raíces profundas y plantea desafíos formidables.
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