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Una constante en China ha sido el mal estado de los derechos de los trabajadores y los frecuentes brotes de conflictos laborales. Durante el 2008 entró en vigor una ley sobre contratos de trabajo, con el objetivo de aumentar los estándares; sin embargo en la práctica ha ayudado muy poco. Según el China Labour Bulletin, alrededor de 600 huelgas han sido reportadas este año, lo que representaría sólo el 10 ó el 15% de la cifra real. Al mismo tiempo, la ley ha traído considerables beneficios no intencionados para los denominados trabajadores de cuello y corbata. Los gerentes de todo tipo de empresas: chinas y extranjeras, estatales y privadas, se quejan de que la ley dificulta el despido del personal de oficina, incluso en casos de flagrante malversación.

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