Numerosos extranjeros residentes en China cuentan con una importante notoriedad, gracias en parte a su presencia en las redes sociales, en donde suman muchos seguidores. Pocos incursionan en el ámbito político, pero los que lo han hecho están construyendo un “poder blando” que es beneficioso tanto para China como para sus países de origen. Según el cientista político Joseph Nye, el poder blando brota fundamentalmente de la cultura de un país. Aunque las inversiones en poder blando son difíciles de cuantificar, China invertiría anualmente unos US$10 mil millones en su imagen global. Los retornos de esa inversión no son claros, teniendo en cuenta que varias democracias occidentales siguen manteniendo una visión desfavorable hacia China. Es aquí donde los extranjeros famosos pueden ayudar. Cuando se toman el tiempo para estudiar el idioma y la cultura chinas, su calidad de “amigo de China” les ayuda a reforzar la reputación de su país de origen dentro de las fronteras de China. Y cuando difunden su experiencia china proporcionan una perspectiva positiva que contrarresta el sentimiento de desconfianza que muchos occidentales a menudo sienten hacia el país asiático.
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