La rápida transformación social y económica de China en las últimas tres décadas ha dado lugar al surgimiento de una nueva era de consumidores: la llamada generación “I-can”, reflejada en la creciente economía digital del país asiático, cuya cantidad llega a unos 400 millones de personas, más que la población trabajadora de los Estados Unidos y Europa occidental combinadas. Como producto de la política de un solo hijo, esta generación ha adquirido una actitud de “puedo hacer cualquier cosa”; circunstancia que ahora está transformando la sociedad y la economía del país. Más global que sus antecesoras, esta nueva generación es más mundana, emprendedora, individualista, de mente abierta y dispuesta a gastar. Y su poder de gasto masivo no sólo será la futura columna vertebral del crecimiento sostenible de China, sino que de la estabilidad económica mundial.
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