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Las percepciones sobre la vulnerabilidad de China deben ser puestas en contexto. La capacidad de recuperación del país durante la crisis financiera mundial es un ejemplo contundente. En medio de la peor contracción global desde la década de 1930, la economía china aún se expandió a una tasa anual promedio de 9,4 por ciento en 2008-09. En la actualidad, la última corriente de pesimismo sobre la economía china se ha centrado en el desapalancamiento y en el endurecimiento del mercado inmobiliario; un estancamiento, en esencia, similar al de Japón. Sin embargo, una vez más, el lente occidental está desenfocado. China tiene más respaldo que Japón para evitar problemas de sostenibilidad. Resulta difícil resistirse a superponer en China, las mismas consecuencias sufridas en las principales economías desarrolladas golpeadas por la crisis. Pero ese ha sido un enfoque equivocado en el pasado, y lo sigue siendo hoy.

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