La cuestión para Estados Unidos no es instalar una disputa comercial con China, sino desafiar las aspiraciones del país asiático de dominar las industrias del futuro, sobre todo las relacionadas con la Inteligencia Artificial; y de esa forma liderar el siglo XXI. Es un problema estrictamente geopolítico, exclusivamente formulado en el lenguaje del poder. En la actualidad, el poder ha ingresado en una etapa de flujo sin precedente, porque ahora es guiado por la instantaneidad de la tecnología. Las crisis se multiplican porque son inevitables, pero carecen en absoluto de cualquier rasgo catastrófico.
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