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A pesar de más de una década de predicciones calamitosas sobre China, la economía del país asiático se ve robusta en el mediano plazo. El consumo y los servicios finalmente se están transformando en los principales impulsores del crecimiento, algo de lo que el gobierno chino ha hablado largamente. A corto plazo, China se ha beneficiado del aumento de los salarios y de la baja inflación. Los ingresos reales aumentaron en un 120 por ciento en la última década. Las ventas minoristas están creciendo: 9 por ciento en términos reales el año pasado, comparativamente superior al 2,4 por ciento registrado en los Estados Unidos. Evidentemente, la disputa comercial con este último país no ayudará a ninguno de los dos, pero China depende mucho menos de Estados Unidos y de las exportaciones que hace una década. Es más, la iniciativa Belt and Road, solo acentuará esta mega tendencia.

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