SANTIAGO, 24 may (El Mercurio) — Un duro pronóstico es el que tiene el gobierno respecto al retraso que ha significado la puesta en marcha de las fundiciones Chuquicamata y Potrerillos de Codelco.
Ambos recintos estuvieron casi cinco meses fuera de operación -mientras se realizaban tareas de adecuación para adaptarse al Decreto Supremo 28, que norma la captura de gases por sobre 95%- y a comienzos de mes dieron inicio a sus procesos de puesta en marcha, lo que según fuentes de la industria podría tardar varios meses.
Según adelantó el ministro de Minería, Baldo Prokurica, esta situación también tendrá un importante efecto económico para las arcas de la Corporación, y es que si bien la operación de las minas se ha mantenido, se ha tenido que impulsar la venta de concentrado de cobre, de menor valor comercial.
“Esta situación le va a causar un daño bastante grave a la empresa, de pérdidas cercanas a los US$100 millones. Además se ha generado una situación muy anómala en el mercado del ácido sulfúrico, que es muy utilizado por todas las compañías mineras que tratan minerales oxidados”, comentó.