SHANGHAI, 24 sep (El Mercurio/WSJ) — La baja que ha habido en las relaciones entre Beijing y Occidente se ha convertido en la mayor preocupación para las empresas estadounidenses y europeas que operan en China, decían los informes de un par de grupos empresariales esta semana.
Más del 70% de las compañías estadounidenses que fueron consultadas por la American Chamber of Commerce en Shanghai cree que la turbulencia geopolítica les va a crear dificultades operacionales durante los próximos tres a cinco años, un agudo aumento en relación con el 50% aproximadamente que respondió lo mismo el año pasado.
Los vínculos bilaterales cada vez peores ahora eclipsan el surgimiento de competidores chinos (58%), la economía más lenta de China (49%) y los crecientes costos de mano de obra (38%) como la fuente principal de angustia para las compañías estadounidenses que operan aquí, de acuerdo a la encuesta, la que se llevó a cabo en junio y se dio a conocer ayer en el anual China Business Report de la Amcham Shanghai.
Mientras tanto, la Cámara de Comercio Europea en China señaló en su informe detallado anual, que dio a conocer el jueves, que las tensiones políticas cada vez más intensas estaban empezando a complicar el entorno empresarial.
Una serie de problemas -desde el estatus político de Hong Kong hasta las denuncias de abusos masivos de los derechos humanos en Xinjiang y la “naturaleza politizada del discurso” que rodeó el brote original de coronavirus en China- corre el riesgo de crear una “espiral descendente a largo plazo en las relaciones”, decía la entidad europea.
A pesar de que ha habido algunas reestructuraciones empresariales que han tenido buena acogida y que han permitido que las empresas automotrices adquieran acciones mayoritarias en sus operaciones conjuntas locales, por ejemplo, el espacio en el que se permite operar a las compañías extranjeras parece estar disminuyendo, indicó, a medida que Beijing restringe el acceso a sectores que considera estratégicos por razones políticas o económicas.
Sin embargo, a pesar de la política turbulenta, desvincularse de China sigue siendo un resultado poco probable para la mayoría de las compañías estadounidenses; el 59% expresó optimismo con respecto a sus perspectivas en este país, un poco más bajo en comparación con el año pasado. El nivel de optimismo -el que antes había estado estable en 80% más o menos- se hundió significativamente en 2019 cuando empezó a morder la guerra comercial entre las dos naciones.
Asimismo, las compañías europeas que producen bienes en China para el mercado chino planean seguir involucradas, según la Cámara Europea, aunque la entidad agregó que las empresas que producen en la nación asiática para la exportación están partiendo cada vez más hacia mercados que son más baratos y políticamente menos sensibles.