No pasa un día sin que los medios de comunicación, los grupos de expertos y los políticos estadounidenses pidan al gobierno que sea “duro” con China. Pero el problema es que el país asiático está en condiciones de devolver cada uno de los golpes. De hecho, ser “duro” con China ha resultado desastroso para EEUU y sus aliados. La guerra comercial contra China ha aumentado el déficit comercial norteamericano, ha erosionado la fabricación, ha puesto a los agricultores en riesgo financiero y ha socavado el crecimiento económico. Del mismo modo, designarse a sí mismo como “alguacil adjunto” de EEUU ha llevado a Australia a una recesión; Japón y Corea del Sur corren el riesgo de ser blanco de represalias económicas chinas; mientras que el coqueteo con EEUU hará que sea más difícil para India recuperarse de una contracción económica del 11% y no ganar una pulgada en su disputa fronteriza con China.
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