BUENOS AIRES, 9 nov (El Cronista) — Argentina se sumará en los próximos meses a la Nueva Ruta de la Seda, el megaproyecto de infraestructura impulsado por China, según confirmó Luis María Kreckler, embajador de Argentina en China.
La incorporación del Gobierno a los acuerdos para la implementación de La Franja y BRI (Belt and Road Initiative), conocido como la Nueva Ruta de la Seda, implica el acceso a diversos proyectos de infraestructura del gigante asiático para conectarse con el resto del planeta.
En sus comienzos, cuando el presidente chino Xi Jinping presentó la idea en 2013, la propuesta se ceñía a los países vecinos, y su propósito era principalmente la construcción de infraestructuras. Pero ha ido expandiéndose geográfica y sectorialmente. Actualmente, según Pekín, están adheridos más de cien países en todo el mundo. Y abarca casi cualquier área: tiene componentes comerciales, financieros, de seguridad y culturales.
Para China, los beneficios del plan son claros: ampliar vías hacia el oeste le permite desarrollar sus regiones occidentales, más empobrecidas; estimular sus sectores industriales en momentos en los que su economía entra en una etapa de menor crecimiento; abre mercados para sus productos; facilita que otros países adopten sus estándares tecnológicos, por ejemplo en telefonía 5G.
El ministro de Desarrollo Productivo de Argentina, Matías Kulfas, resaltó la “necesidad de trabajar en la agenda de cooperación bilateral para ampliar las enormes oportunidades que existen entre Argentina y China”. El embajador de China en Argentina, Zou Xiaoli, afirmó que “en 2020 se escribió un nuevo capítulo para las relaciones bilaterales entre China y Argentina a través de la lucha conjunta contra la pandemia del Covid-19 y la superación conjunta de múltiples dificultades”. El diplomático también sostuvo que esperan que “no solamente se incremente la participación del vino argentino en el mercado chino, sino que también el vino sirva como un medio para atraer a más turistas chinos hacia Argentina”.
Hasta el momento, Chile, Uruguay y Venezuela junto con Bolivia, Ecuador, Guyana y Surinam se adhirieron a la iniciativa, aunque China está financiando proyectos a países de América Latina que no son miembros del BRI. Argentina, por ejemplo, es receptora de fondos chinos para una serie de importantes proyectos de infraestructura argentinos, incluidas dos plantas nucleares y una mejora de 2,500 millones de dólares de su principal red ferroviaria de carga.
Al unirse al BRI, Argentina podría desbloquear el financiamiento chino para inversiones vitales en infraestructura y transporte, energía fósil y renovable, minería, etc.