SANTIAGO, 17 nov (El Mercurio) — Con China a la cabeza, 15 países de la región Asia-Pacífico firmaron la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), el mayor tratado de libre comercio del mundo -por la cantidad de población que incluye-. Un símbolo de la fuerza económica de Beijing en la región y una potencial amenaza para la influencia de EEUU.
Además de China, la RCEP incluye a potencias económicas como Japón y Corea del Sur y también a economías de menor tamaño como Laos y Camboya. India decidió quedarse fuera del pacto debido a los temores de que la baja de aranceles terminara perjudicando a sus productores, en un contexto en el que su déficit comercial con varios de estos países, incluyendo China, está subiendo y a que no abordaba el tema de los servicios.
El PIB combinado de los 15 países firmantes asciende a unos 26,2 billones de dólares, lo que equivale al 30% del PIB global. Al mismo tiempo el acuerdo representa cerca del 28% del comercio mundial y un mercado de unos 2.200 millones de personas, casi 30% de la población global.
El acuerdo tomó 8 años para concretarse y da cuenta de un intento de Beijing por sellar su influencia en la región ante el aparente retroceso de la de EEUU, que hace casi 4 años abandonó el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP); el tratado comercial impulsado por la administración de Barack Obama (2009-2017) como una forma de contrapeso al avance de China.
Las comparaciones con el TPP son inevitables. Ese pacto incluía a 12 países -6 de los cuales forman parte ahora del RCEP-, que juntos representaban casi 37% del PIB mundial. Por decisión del presidente Donald Trump, EEUU salió del acuerdo, que pasó a llamarse Tratado Integral Progresista de Asociación Transpacíficon (CPTPP o TPP-11) y cuyos integrantes -entre ellos Chile como socio fundador- representan casi el 13% del PIB mundial.
Con el TPP original, EEUU buscaba tener el liderazgo en las reglas del comercio global y con la RCEP China busca lo mismo. “China está intentando liderar el establecimiento de reglas de comercio mundial, pues la creación de un grupo de comercio, crea incentivos para los países dentro del bloque con respecto a quienes están fuera. Uno de los principios fundamentales del TPP era crear una serie de estándares que podrían ser ampliados en la región del Asia Pacífico y la aparición de la RCEP abre dudas sobre si se crea un escenario competitivo”, afirma Neena Shenai, experta en comercio internacional del American Enterprise Institute.
Para los analistas, este nuevo acuerdo muestra que el resto del mundo no esperará a EEUU y que los países avanzarán con sus propios pactos comerciales , aseguró de New York Times.
Importancia Regional
La RCEP tiene implicancias geopolíticas claves en el Asia-Pacífico. Aunque ha sido criticado por su “poca ambición” en abarcar temas más allá de los aranceles -dejando de lado normas sobre temas como trabajo o medio ambiente, que están presentes en el CPTPP- el acuerdo logra establecer un equilibrio entre los varios Tratados de Libre Comercio de los países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y plantea que se eliminará progresivamente el 90% de los aranceles entre los firmantes, por lo que su impacto económico en la zona será enorme: la región obtendrá 19 mil millones de dólares anualmente para 2030, según estimaciones de la Brooking Institution.
Para China, el acuerdo significa un aumento de su influencia en la zona, y además, le permite presentarse como un país comprometido con el comercio internacional en momentos en que EEUU no parece interesado en firmar documentos de este tipo. En esa línea, el Primer Ministro, Li Kejiang, llamó a la RCEP como una “victoria del multilateralismo” y “un rayo de luz en medio de la oscuridad”.
“El que tantos países lo hayan firmado muestra el interés regional en la cooperación y el que China sea uno de ellos da cuenta de su disposición a jugar un rol constructivo, al menos en esta área. Si eso marcará un cambio en la dinámica regional a favor de Beijing dependerá de la respuesta de EEUU”, dijo William Reinsch, economista del Center for Strategic and International Studies.