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SANTIAGO, 6 abr (El Mercurio) — Primero fueron los cuestionamientos a la procedencia del algodón, presuntamente fabricado con trabajo forzado en Xinjiang; ahora, la demarcación de un mapa publicado en el sitio web de una tienda. China no parece dispuesta a obviar ningún detalle para defender lo que considera como sus intereses nacionales y está presionando a las marcas extranjeras con grandes operaciones en su territorio para que no contradigan sus planes. Y en el medio de las tensiones geopolíticas quedan enredadas empresas como H&M, que al rectificar el mapa enojó a su clientela en Vietnam, que disputa a Beijing el territorio en cuestión.

El viernes 2, la oficina de Shanghai de la Administración del Ciberespacio de China alertó de un “problemático mapa” en el sitio web de H&M, que solicitó “corregir” de inmediato. La imagen original no habría definido como territorio chino unas islas del Mar del Sur que Beijing reclama, según el diario South China Morning Post. Aunque el mensaje no especificó qué objetaba de la ilustración, en Weibo -la plataforma china similar a Twitter- se compartió ampliamente un gráfico publicado hace un tiempo en el Diario del Pueblo donde aparecía la “línea de los nueve puntos”, que Beijing usa para reivindicar cerca del 90% de las aguas en disputa en el Mar del Sur.

La empresa sueca accedió pero despertó una oleada de críticas en redes sociales en Vietnam, uno de los países que disputan el control de esas aguas. Incluso un diario local calificó la alteración del mapa como una “infracción” a la soberanía vietnamita, reportó Bloomberg. H&M, que hasta el momento no se ha pronunciado sobre el tema, tiene 11 tiendas en Vietnam y 520 en China.

“El atractivo del mercado chino mantendrá a la mayoría de los negocios occidentales ‘en línea’ (con Beijing), ante el miedo de ser excluidos”, comenta a El Mercurio, Stanley Rosen, politólogo experto en asuntos chinos de la University of Southern California.

H&M ya tenía experiencia con un boicot a sus tiendas, después de que al igual que otras marcas occidentales (como Nike, Adidas y Burberry) se sumó a las denuncias sobre violaciones a los DDHH de los uigures -una minoría étnica de mayoría musulmana- en la provincia de Xinjiang, negándose a usar algodón producido en la zona, porque provendría de trabajos forzados.

Nike, Adidas y Burberry, entre otras, perdieron importantes contratos publicitarios, mientras que de la noche a la mañana, H&M casi desapareció de las plataformas virtuales chinas. Ya no es posible comprar sus productos en los servicios locales más populares de e-commerce, e incluso Baidu y DiDi, equivalentes a Google y Uber en el país, quitaron de sus mapas las tiendas de la compañía sueca de fasta fashion.

El boicot al retail extranjero provocó una reacción en cadena de las empresas. Alguna, como la alemana Hugo Boss, afirmaron que seguirán comprando algodón de Xinjiang, destacando que defienden la “soberanía” china. En tanto, H&M Group dijo que “no representa ningún punto de vista político” y “respeta a los consumidores chinos”.