Visita nuestro archivo

SANTIAGO, 27 sep (Xinhua) — La instalación de una fábrica para producir vacunas y un centro para investigación y desarrollo (I+D) de la farmacéutica china Sinovac en Chile contribuirá a hacer más resilientes las cadenas productivas, de abastecimiento y distribución en América Latin (AL), aportando una serie de beneficios económicos, sociales y de innovación en el ámbito de la ciencia e ingeniería del país austral.

El académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Talca de Chile, Ernesto Santibáñez, afirmó en una entrevista con Xinhua que “la inversión de Sinovac es una muy buena noticia para el país” y responde a un llamado de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a “descentralizar las industrias productivas” y “dar flexibilidad y resiliencia a las cadenas de abastecimiento”.

Santibáñez señaló que además de asegurar una producción continua de vacunas para la región latinoamericans, principalmente de CoronaVac, para combatir la Covid-19, los proyectos de la farmacéutica china generarán empleos y una mayor capacitación profesional a nivel multidisciplinar.

Destacó al respecto la transferencia de aprendizaje y tecnología que se producirá entre China y Chile durante la planificación, construcción y puesta en marcha de la planta de vacunas en la región Metropolitana, que contempla también sustancias contra la influenza y hepatitis.

“Los socios de China nos están poniendo el ‘know how’ de muchísimos años de experiencia y de estar atravesando una pandemia con ese conocimiento y repartiéndolo por todo el mundo”, agregó.

El también editor científico explicó que la iniciativa de Sinovac involucra “una serie de desafíos logísticos para toda la cadena de abastecimiento, producción, almacenamiento y transporte” de los insumos requeridos para el llenado y finalizado de vacunas en Santiago, lo que conlleva un gran trabajo de ingeniería y una preparación para la posterior distribución de las inyecciones a otros países de la región.

El especialista enfatizó la tarea del Gobierno y las sociedades científicas de “conversar y establecer equipos multidisciplinarios en los que, sin duda alguna, el centro es la salud”, pero que contempla a sectores de la economía, educación, transporte, tecnología y construcción para garantizar que la vacuna llegue a su destino y en buenas condiciones.

Recalcó asimismo que el proyecto de Sinovac ofrece a Chile posibilidades de crecer en cuanto a la fabricación de vacunas y a la innovación que se puede propiciar en este ámbito, en el marco del centro de I+D que la farmacéutica propone edificar en la región norteña de Antofagasta.

“Estamos pensando en el futuro a corto y mediano plazo (…) Sin duda alguna, la experiencia de los científicos e ingenieros chinos va a ser fundamental para no partir de cero en el desarrollo de vacunas. Se va a generar una sinergia muy importante entre la educación de los profesionales”, agregó Santibáñez.

Con estas perspectivas, Santibáñez avizoró “un trabajo colaborativo, de investigación y de innovación tremendo” entre China y Chile, a través del cual se podría aprovechar incluso el desarrollo de energías verdes para el funcionamiento de la planta, la incorporación de materiales biodegradables para el empaque de las vacunas y la encadenación de pequeñas y medianas empresas a este sector productivo.

Actualmente, un 70 por ciento de las vacunas contra la Covid-19 que han arribado al país sudamericano en medio de la crisis sanitaria provienen de China, lo que responde a una relación virtuosa de décadas entre ambos países, y a una negociación conjunta apoyada por los Estados, el sector público-privado y las universidades, destacó Santibáñez.

A su juicio, este trabajo colaborativo permitió a Chile convertirse en un ejemplo internacional en el control de la pandemia, con un 88,18 por ciento de la población objetivo completamente inmunizada contra el virus, además de un referente en materia de investigación sobre la efectividad de la CoronaVac y otras vacunas en el mundo real.

Por otra parte, desde el Gobierno chileno han valorado la determinación de Sinovac de invertir en el país en la producción de vacunas, después del cierre en el año 2002 del laboratorio del Instituto de Salud Pública (ISP) que se dedicó desde 1867 a la elaboración nacional de estos insumos.