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MADRID, 31 ene (Business Insider) — Beijing quiere recurrir a la ayuda de unas 3.000 pequeñas empresas en 2022 para afianzar la ventaja de China en tecnología y manufactura mientras sigue regulando a gigantes tecnológicos nacionales como Tencent y Alibaba.

El Ministerio de Industria y Tecnología de la Información de China ha anunciado este lunes que identificará unas 3.000 empresas emergentes.

En concreto, se fijará en micro, pequeñas y medianas empresas (PYMES) de importancia estratégica para crear una lista oficial de “pequeños gigantes” este año. Son casi dos tercios de las 4.762 que figuran actualmente en la lista.

La lista de “pequeños gigantes”, introducida en 2019, es el intento de Beijing de descubrir y nutrir a las startups y pequeñas empresas innovadoras de todo el país en sectores de importancia nacional.

La lista otorga un prestigio añadido que puede ayudar a las empresas a la hora de recaudar fondos. Las startups también pueden beneficiarse de una serie de programas gubernamentales destinados a ayudar a estas empresas a crecer y escalar.

Keanda Electronic Technology, con sede en el centro tecnológico de Shenzhen, en el sur de China, por ejemplo, fabrica sistemas y productos ferroviarios. Fue nombrada “pequeño gigante” en 2019 y salió a bolsa siete meses después en la Bolsa de Shenzhen.

El programa subraya la creciente confianza de Beijing en segmentos de la economía y la sociedad china que buscan lograr una distribución más amplia de la riqueza y agudizar la competitividad económica global del país.

“Las PYMES desempeñan un papel cada vez más importante para China mientras las grandes empresas, incluidas las estatales, mantienen su rol protagonista”, dice al respecto Kenneth Huang, profesor asociado de la Universidad Nacional de Singapur.

El presidente Xi Jinping subrayó en 2019 la importancia de las pequeñas empresas para la pujanza económica, manufacturera y tecnológica de China.

En la actualidad, alrededor del 90% de las 4.762 que figuran en la lista de pequeños gigantes se dedican a la fabricación o se centran en la alta tecnología.

“Este programa no muestra una nueva preferencia por las pequeñas empresas frente a las grandes privadas, sino que forma parte de una estrategia global para construir cadenas de producción amenazadas por la posibilidad de que se dejen de entender EEUU y China”, explica Barry Naughton, profesor y experto en China de la Universidad de California en San Diego.

También tiene sentido económico que Beijing apoye más a las PYMES. Las cifras oficiales muestran que contribuyeron a más del 60% del PIB de China en 2018, la mitad de los ingresos fiscales, y representan el 80% del empleo.

Algunas de las cuestiones en las que China espera que las pymes puedan ayudar son la superación de los cuellos de botella en la producción de tecnologías básicas y la garantía de estabilidad y competitividad de la cadena de suministro.

El último anuncio de Beijing también podría considerarse un estímulo para las nuevas empresas y las PYME, incluso cuando la pandemia del COVID-19 pesa sobre el crecimiento económico. China se propone fomentar 10.000 “pequeños gigantes” para 2025.

La lista también coincide con las medidas drásticas adoptadas por Pekín contra las grandes empresas tecnológicas nacionales a partir de noviembre de 2020.

Desde entonces, el gobierno central de China ha endurecido las normas de inclusión en la lista de empresas tecnológicas, ha puesto en marcha investigaciones antimonopolio contra ellas, ha reforzado la supervisión de la seguridad de los datos y se ha centrado en cuestiones relacionadas con los derechos laborales y del consumidor de los gigantes tecnológicos chinos.

“En opinión de Pekín, las grandes plataformas de Internet no han hecho lo suficiente para desarrollar las tecnologías básicas estratégicas que, en última instancia, pueden hacer que China sea autosuficiente”, afirma Valarie Tan, analista con sede en Berlín del grupo de expertos europeo Merics.

“Lo que Beijing quiere, en último término, es crear las propias versiones chinas de ASML para no solo ser autosuficientes, sino también dominar la cadena de suministro global en tecnologías avanzadas de nicho estratégicas que son muy demandadas en el mercado global, pero extremadamente difíciles de replicar para los competidores”.

China esbozó en 2015 sus ambiciones tecnológicas en un plan estratégico de 10 años denominado Made in China 2025. La iniciativa, sin embargo, se convirtió en un pararrayos en las relaciones chino-estadounidenses después de que Donald Trump llegara a la Casa Blanca y precipitara una guerra comercial que sigue latente.

Tras reducir sus ambiciones, China reconoció que necesita realizar importantes inversiones en su economía en general para poder replicar la cadena de suministro global dentro de sus fronteras.

El año pasado, el gobierno central presentó su 14º Plan Quinquenal, aduciendo: “Las PYMES son importantes pilares de resistencia para la economía y el mercado laboral de China, y ahora están imbuidas de un nuevo propósito a la luz de las nuevas realidades nacionales y mundiales”.