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El paso por Chile del Primer Ministro de China, Li Keqiang, a fines de mayo, como parte de una gira por cuatro países de Sudamérica, arrojó excelentes resultados desde el punto de vista de la profundización de los vínculos bilaterales en una amplia gama de sectores. La autoridad asiática y la Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, encabezaron en el palacio de La Moneda la ceremonia de firma de 18 acuerdos que buscan transformarse en las bases de una renovada relación entre ambos países.

Por su importancia en materia comercial, especialmente en el campo de las inversiones, destacan el acuerdo cambiario swap, de hasta 22.000 millones de yuanes (US$3.600 millones) y un clearing agreement (liquidación de monedas), suscrito entre los bancos centrales de ambos países, el que facilitará el uso de la moneda china en las transacciones bilaterales y permitirá a Chile constituirse en una plataforma financiera para la internacionalización de la divisa asiática en América Latina. Según el instituto emisor chileno, la facilidad de efectuar pagos en yuanes directamente en nuestro país, permitirá reducir los costos de transacción de las operaciones de financiamiento, pagos de comercio exterior y servicios financieros en general denominados en dicha moneda.

A este importante avance se une la firma de un acuerdo para evitar la doble tributación, el que favorecerá los negocios bilaterales, al eliminar o aminorar el hecho de que las empresas paguen dos veces impuestos, en sus países de origen y en el que invierten. A pesar de que este tipo de acuerdos implican un menor ingreso fiscal para los estados firmantes, el objetivo es facilitar el intercambio de bienes y servicios, así como los movimientos de capitales, tecnologías y personas. Paralelamente, el Ministerio de Obras Públicas, el Ministerio de Energía y la Empresa Nacional de Minería suscribieron acuerdos interinstitucionales con los principales bancos chinos de promoción del desarrollo, como son: el Banco del Desarrollo de China, el Banco de Importación y Exportación de China y el Banco Comercial e Industrial de China, respectivamente. De este modo se configura un potente entorno financiero en el que las empresas chinas de infraestructura y de energía, entre otras, podrán obtener la información necesaria para acceder a diversas licitaciones públicas, multiplicando sus oportunidades de participar en proyectos vitales para el desarrollo de Chile.