China publicó recientemente un plan de reforma de sus empresas estatales, sector que emplea a cerca de 30 millones de personas y acumula activos por valor de unos 100 billones de yuanes (unos 14 billones de euros). El documento es más una guía que un listado de medidas concretas, cuyo objetivo final es hacer a estas compañías más competitivas. En todo el país existen unas 155 mil empresas de propiedad pública, aunque la mayoría dependen de los gobiernos locales. La Comisión para la Supervisión de Activos Estatales (SASAC) controla 110, las mayores e implantadas en régimen de monopolio o cuasi monopolio en sectores considerados estratégicos. Desde su posición de dominio, han disfrutado de un trato privilegiado, lo que las ha convertido en muchos casos en gigantes burocráticos e ineficaces. Su reforma estaba anunciada desde 2013, cuando el régimen chino acordó una serie de medidas para facilitar la transición a un modelo económico más orientado hacia el mercado. Aunque el plan no establece un cronograma específico, asegura que para el 2020 se habrán logrado avances clave.
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