Durante las últimas tres décadas de rápido crecimiento económico chino, pueblos de una sola industria surgieron a lo largo de la costa este del país, incentivando una enorme afluencia de mano de obra migratoria desde el interior y alimentando el auge de las exportaciones. En la actualidad hay más de 500 ciudades de este tipo en China, especializadas en productos tales como botones, corbatas, zapatos, neumáticos, juguetes, decoraciones de Navidad y artículos de aseo. En la medida que China transita hacia un nuevo modelo de desarrollo, esta ventaja parece desvanecerse. Desde 2001, los salarios han aumentado en un 12 por ciento al año. En consecuencia, ahora son Tailandia y Vietnam, los lugares preferidos de las marcas globales a causa de los menores impuestos y su mano de obra barata. Algunas autoridades consideran que las dificultades pueden superarse mediante la introducción de mejoras tecnológicas, pero muchos fabricantes aún son reacios a gastar en investigación y desarrollo. Afortunadamente, la mayoría de los trabajadores migrantes tienen casas y tierras de cultivo para volver a sus pueblos en el caso de perder sus empleos. Pero para prosperar en el futuro, tendrán que mirar más allá de lo estrictamente necesario.
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