La Organización Mundial de Comercio (OMC) deberá tomar en diciembre de este año una decisión crucial para el futuro de China: decidir si ha alcanzado o no el “estatus de economía de mercado (EEM)”. En 2001, bajo el Protocolo de Adhesión a la OMC, China tuvo que someterse a un periodo de prueba de 15 años como economía de transición, antes de que se debatiera su EEM. Durante este lapso, el resto de los países miembro tendrían la posibilidad de aplicarle acusaciones de dumping o salvaguardias de manera discrecional, sin acudir a la OMC. Beijing, en tanto, está empleando todo su arsenal para convencer al mundo de que sí sigue las reglas del comercio justo. A pesar de que 88 de las 162 naciones de la OMC apoyan a China, incluidas Australia, Rusia, Suiza, Brasil, Argentina, Chile y Colombia, países como Estados Unidos, Japón, Canadá y México no consideran que el país asiático juegue limpio. Pero el verdadero pánico se encuentra entre los sectores de la siderurgia mundial, que no pueden competir con la producción subsidiada de China. Beijing espera obtener el EEM automáticamente cumplidos los 15 años como miembro de la OMC. Mientras tanto, los otros países deberán buscar soluciones para proteger y apoyar sus industrias locales.
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