El proceso de reequilibrio de la economía china ha provocado efectos importantes en el resto del mundo. En primer lugar, existe una desaceleración más rápida de lo esperado en las importaciones y exportaciones. En segundo lugar, hay efectos indirectos sobre la demanda y los precios de las materias primas. En tercer lugar, están los efectos directos e indirectos sobre los canales financieros, que provocan episodios globales de aversión al riesgo. Respecto a América Latina y el Caribe, el FMI y el BID desarrollaron una simulación basada en una posible turbulencia del mercado financiero en China. Dicho shock afectaría a la región no sólo a través de los vínculos comerciales directos, sino también como resultado de una baja de precios de los productos, con disminuciones sustanciales en el caso de los minerales y combustibles, y correcciones menores en los precios mundiales de los alimentos. Los impactos serían heterogéneos entre países, pero significativos en términos generales. Los efectos hipotéticos incluyen una nueva fijación de precios de la deuda soberana en la región; así como un impacto en el crecimiento económico de China en torno al 3 por ciento del PIB y una caída global de 10 por ciento en los precios de las acciones.
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