Multitud de chinos de edad avanzada podrían ser precursoras de un profundo cambio social en el país. Con frecuencia, los chinos jubilados permanecían hasta su muerte en los mismo lugares en los que habían vivido y trabajado. Tradiciones filiales y factores burocráticos los obligaban a ello, como el sistema hukou (registro de residencia). Sin embargo, gracias a la migración de trabajadores, unos 260 millones de personas aproximadamente; vive ahora en una región distinta a la de su lugar de nacimiento. Muchos chinos se están moviendo ahora desde el corazón industrial de Heilongjiang, Jilin y Liaoning (las tres provincias del noreste) a Hainan. Un movimiento que podría ayudar a transformar regiones atrasadas. Según informes oficiales, 400 a 500 mil pensionados se dirigen a la ciudad de Sanya, en Hainan, cada año. La mayoría viene por seis meses, pero el número de residentes permanentes ha comenzado a subir. Gracias al turismo y los jubilados, la economía de Sanya creció más de diez veces entre 2000 y 2013, casi el doble de rápido que el país en su conjunto. China tiene unos 220 millones de personas mayores de 60 años. Si resultan tan móviles como los jubilados estadounidenses (1,1 por ciento de los cuales se mueven de un estado a otro cada año), podrían hacer una gran diferencia en las economías y estructuras sociales de sus destinos.
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