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A pesar de los temores sobre el incremento de la deuda en China, relacionados con una posible crisis financiera o una desaceleración mayor y más prolongada; al caminar por Shanghai, Beijing o Kunming, no se obtiene una sensación de que algo anda mal. Las calles principales están repletas de consumidores y los innumerables Starbucks realizan un activo comercio. Es más, el gigante chino del comercio electrónico Alibaba, considerado como un barómetro de la confianza del consumidor, registró un alza de 39 por ciento en sus ingresos durante el primer trimestre de este año. Según algunos economistas, aunque los niveles de deuda son preocupantes, las predicciones de un inminente colapso han sido una característica habitual en los comentarios sobre la economía china durante los últimos 30 años. De los más de 170 sectores económicos, por ejemplo, alrededor de seis están realmente en problemas, incluyendo el acero, la fabricación de vidrio y la minería. Por otro lado, el gasto del turismo chino parece no decaer. Casi 345 mil visitantes chinos llegaron sólo a Nueva Zelanda en el 2015, registrando un gasto de 2,2 millones de dólares, según datos oficiales.

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