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China ha dado un nuevo paso en la internacionalización de su moneda, el yuan. A mediados de abril, la Shanghai Gold Exchange (SGE), filial del banco central chino, lanzó su propio sistema de fijación del precio del oro. La SGE es la mayor bolsa de oro físico del mundo y hasta ahora su actividad se había limitado al mercado interno. Con el nuevo sistema de cotización, el país asiático busca conquistar una mayor influencia en la industria de los lingotes, la que ha estado dominado desde principios del siglo pasado por la London Bullion Market Association (LBMA).

El nuevo precio de referencia del oro, en yuanes por gramo, se calcula dos veces al día en sesiones de negociación en la que intervienen 10 bancos nacionales chinos, más dos extranjeros representados por el Standard Chartered Bank y ANZ Bank. Según numerosos analistas, el mercado del oro constituye un elemento clave en la transición de un sistema de moneda de reserva mundial basado en el dólar, a un sistema basado en los Derechos Especiales de Giro (DEG) del Fondo Monetario Internacional, una cesta de la que formará parte el yuan a partir de octubre de este año.

Ha habido mucha especulación acerca del significado de este hecho propiciado por China. Sin embargo, siendo el país asiático el mayor productor e importador de oro del mundo, resulta bastante lógico su deseo de tener más influencia en la fijación de su precio. La iniciativa está además en consonancia con sus proyectos regionales de inversión y comercio, como el Banco de Inversiones en Infraestructura y la Nueva Ruta de la Seda; los cuales buscan darle, en definitiva, un mayor peso en la gestión financiera mundial. Por el momento, debido a que el yuan todavía no es totalmente convertible y a las restricciones que existen sobre las exportaciones de oro, el impacto global de la medida no se sentirá en un periodo inmediato.

A fines de este año, China protagonizará otro hito importante en la internacionalización de su moneda, cuando comience a negociar sus primeros contratos de petróleo crudo en yuanes, sumándose a su tendencia general en el mercado de las principales materias primas mineras. A medida que más y más transacciones se llevan a cabo en moneda china, los gobiernos, los bancos centrales y las empresas buscarán aumentar sus tenencias de reservas en yuanes; apuntalando de paso el papel de Shanghai como un centro financiero líder a nivel mundial.