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Los expertos han señalado que la próxima ola de productividad de China vendrá de la innovación. Precisamente, si bien el crecimiento del país se ha desacelerado; el gobierno, a través de la financiación preferencial y reformas regulatorias, ha colocado a la ciencia y a la tecnología en el centro de su política. Uno de los sectores clave es el comercio electrónico. Previsiones recientes indican que China representará más de la mitad del mercado mundial de comercio electrónico al por menor en 2018. Unido a esto, la industria de bienes raíces ya está viviendo sus efectos principales. En primer lugar, el crecimiento de las ventas en línea ha registrado una importante expansión, que podría ir en detrimento de las compras en tiendas. En segundo lugar, el aumento en la demanda de almacenes, especialmente entre las empresas de comercio electrónico que buscan espacios de distribución. Otro de los cambios radicales es el concepto de co-working. La tecnología ha ayudado a acelerar y mejorar la conectividad de las diferentes empresas, lo que permite una mayor colaboración y el cambio de naturaleza de la “oficina”. De cara al futuro, la industria inmobiliaria también debe adaptarse al dinámico ritmo de la innovación en China.

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