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Datos recientes indican que la economía china parece haber escapado a una depresión. Pero eso no significa que el país se encuentre totalmente a salvo. Los líderes de China saben que ya no pueden confiar en estimular la demanda a corto plazo. El plan ahora es implementar las reformas estructurales de la oferta, destinadas a aumentar la productividad y mejorar el funcionamiento tanto del mercado como del Estado. Sin embargo, dado el tamaño y la diversidad de China, comunicar e implementar nuevas políticas, será muy difícil. En ese sentido, buscar soluciones sólo a nivel macro, podría no ser completamente adecuado. En algunas partes de China, los problemas estructurales de la oferta se están abordando a nivel micro, como en Guangdong, provincia cuyo PIB creció en la primera mitad de este año, un 7,4 por ciento. Adicionalmente, para minimizar la incertidumbre, se necesitan reformas institucionales. China necesita mecanismos fiables, asequibles, e independientes que separen los intereses económicos específicos de objetivos políticos y sociales más amplios.

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