En momentos que la economía china se desacelera, Beijing ha acelerado su ritmo de adquisiciones en el Viejo Continente. Su inversión aumentó un 18,3% en el 2015 y ya concentra el 10% del total. Ha desbancado a Japón como segundo inversor y relevará de la cima a Estados Unidos en el 2020. Europa no había merecido mucho interés de China a principios de siglo pero la crisis de la deuda soberana ofreció la oportunidad de masivas compras de eurobonos o de infraestructuras en países muy castigados. El puerto griego de El Pireo es un ejemplo. La inversión creció de los 6.000 millones de dólares del 2010 a los 55.000 millones de dólares en el 2014, según un estudio de Baker & McKenzie y del Grupo Rhodium. La inversión extranjera directa se disparó un 4% en el 2015 y este año, con 61,700l millones de dólares hasta agosto, se espera un nuevo récord.
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