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La exitosa realización de la China Cup, en donde la selección chilena se acaba de coronar campeón, no sólo demuestra la amplitud y diversidad de los vínculos que China y Chile tienen por delante, sino que la enorme potencialidad global que aún continúa evidenciando el país asiático a todo nivel. Poco a poco, el mundo del fútbol ha ido traspasando las fronteras físicas y culturales para transformarse en un espacio más de encuentro entre naciones y, por supuesto, de negocios. Y China ha sabido leer muy bien esa evolución, con un importante despliegue de recursos que involucra tanto a su esfera pública como privada.

Desde el 2015, los colegios chinos incorporaron la práctica obligatoria del fútbol, en conformidad con un plan nacional que busca pasar de 5 mil a 50 mil escuelas especializadas en la enseñanza de este deporte; así como la construcción de 70 mil canchas en diferentes puntos del país para estimular la competencia doméstica. La iniciativa proyecta además la organización futura de una Copa del Mundo y elevar el nivel de la selección local, que actualmente se ubica en el lugar 82° del ranking FIFA.

En paralelo, la Chinese Super League (CSL) ha ido adquiriendo un creciente protagonismo en los últimos años, debido a sus millonarias contrataciones de jugadores de renombre y de algunas estrellas de antaño, a la que se unen también destacados entrenadores. No pocos chilenos han tenido experiencias en la liga china, como Hugo Droguett o Luis Musrri. Igualmente sobresale en la actualidad, la presencia de Manuel Pellegrini, como director técnico del Hebei China Fortune, y los sondeos de este club para fichar nada menos que a Alexis Sánchez.

Los distintos esfuerzos no pasan por alto la dimensión e impacto económico de la industria deportiva mundial, ya que según estimaciones oficiales, este sector movió US$62.000 millones el año pasado en China y las expectativas de las autoridades es que ese monto llegue a los US$ 760.000 millones el año 2025, de la mano del fútbol. Baste mencionar que sólo en materia de derechos de televisión, la CSL pasó de facturar US$13 millones por la temporada 2015, a firmar un convenio de cinco años en alrededor de US$1.300 millones con China Media Capital. Es comprensible que para muchos, tales cifras puedan resultar exorbitantes, pero no se puede discutir también que allí donde China define un interés económico nacional, los beneficios siempre terminan por multiplicarse.